Ese 14-11-14 marcaba el inicio de un periodo de 40 días que iba a concluir justo en la jornada de Nochebuena. Acudíamos a la comunidad rolera en busca de ayuda para ver cumplido el sueño de editar nuestro juego con la máxima profesionalidad posible. Para conseguirlo, hacíamos uso de la plataforma Verkami, y solicitábamos (¿rogábamos?) la friolera de 13.800 euros, cifra extraída de un cálculo de costes bastante realista, en el que no queríamos dejar nada fuera. La campaña de mecenazgo vino precedida por una labor de difusión y colaboración de muchísimos amigos, a los que siempre estaremos más que agradecidos, y, como es sabido, fue exitosa, alcanzando una recaudación de 24.623 euros (la más alta hasta la fecha para un juego de rol de nuevo cuño en castellano, o al menos eso nos cuentan). Claro que no todo fueron aciertos, ni mucho menos, empezando por los mismos números, pues ni siquiera una cifra como la mencionada nos permitió cubrir todos los gastos.
El proceso de crowdfunding fue una de las experiencias más intensas de nuestra vida. Resultó tan estresante que el resultado nos pareció agridulce en un primer momento. Aunque siempre tuvimos muy presente el profundo sentimiento de agradecimiento que experimentamos desde el principio hacia nuestros mecenas, familias y amigos: ¡el modo en que apoyasteis nuestro proyecto desde su inicio no ha dejado de conmovernos! Posteriormente, con la perspectiva de los meses (un año ya), hemos podido valorar en su justa medida la magnitud del logro alcanzado... pero también percatarnos de los errores cometidos y de los variados ámbitos de mejora. Y desde luego que hemos tomado buena nota. Al fin y al cabo, lo más positivo delcrowdfunding, edición de Walhalla aparte, ha sido crecer como autores y crecer como profesionales. Mirando atrás, nos parece más que sorprendente (¡casi increíble!) que, sin los conocimientos que ahora atesoramos gracias a la experiencia, nos lanzásemos tan alegremente a pedir 13.800 euros al personal. Bueno... quizás fuese esa inconsciencia la que nos ayudó a ser osados, quién sabe. Pero la verdad es que todo ha sido bastante más difícil de lo que la gente suele creer.
Entre los puntos positivos del crowdfunding, creemos que destaca por encima de todos la comunicación fluida con los mecenas y la honestidad que siempre les hemos demostrado, con casi 60 actualizaciones hasta la fecha vía Verkami (esto es, más de una a la semana... ¡quizás excesivas!). También cumplimos casi al milímetro con los plazos de entrega con los que nos habíamos comprometido, recorrimos un gran número de jornadas y tiendas de rol enseñando el juego, mostramos amor y dedicación por el producto y coordinamos aceptablemente bien la enorme cantidad de recompensas que generó la campaña de mecenazgo. Todo esto en el "haber", sí. En el "debe", sin duda, los dichosos envíos, pues no los realizamos de la mejor forma. Tomamos decisiones erróneas y no quedamos nada contentos con los servicios de mensajería. Perdimos muchas unidades por entregas mal realizadas o ejemplares golpeados (¡ay... esas malditas esquinas!). Hubo duplicidades, y al tiempo algunos mecenas se quedaban sin recibir sus Walhallas. Tampoco supimos manejar algunas disfunciones de producción y de comunicación interna, ni controlamos bien la calidad final de todos los trabajos, lo cual nos obligó a trabajar después a contrarreloj para solucionarlo, invirtiendo en el camino más recursos de los que nos podíamos permitir. Pero fue necesario, porque la calidad final de Walhalla no podía verse resentida por ello, de modo que lo hicimos. Creednos si os decimos que algunas fases del proceso fueron realmente duras.
Pero todo pasa, y lo malo se olvida. Ya solo nos resta lo bueno: la creciente comunidad de jugadores de Walhalla y el manual de Walhalla en nuestras manos. Eso es todo. Y es justo lo que deseábamos. Al fin y al cabo, esto de hacer un crowdfunding es como tener un hijo. El parto duele, la primera infancia está llena de molestias e incomodidades, pero crece el retoño y las cosas negativas caen en el olvido. El zagal corretea libre y autónomo por el prado, y da gusto verlo. Y entonces uno empieza a darle vueltas a las cosas, y llega incluso a animarse a ir a por el segundo...
Dentro de poco os contaremos más ;)
Un año de crowdfunding.
Un año de Walhalla...
Y los que quedan por venir ;)
¡Saludos a todos!
Ódinn protege a los suyos.
Antonio Lozano Lubián e Ignacio Sánchez Aranda